Pisadas de gaviota

Olvidé tu nombre
pero me acuerdo de ti
una tarde de playa
las gotas del mar
en tu piel oscura
tus brazos largos
la sonrisa grata de siempre.

Entre las rocas contabas que volverías a Ibiza
que te habían robado el bar
o el bar te había robado a ti
deudas de otros
un cambio de cerradura por la espalda
una historia que nace vieja
un puñado de huesos podridos
que no pudieron contigo.

Ya no cabías en tu escondrijo
irías más allá de las bateas,
se clavaban en el fondo de la ría
delante de nosotros,
después de una buena cena
al final de un abrazo
con ese brillo que te recuerdo
en los ojos de caminante.

A mí se me escapó el mar
lo tuve en la mano
mi cabo era demasiado viejo
o había envejecido demasiado rápido.

Creía que íbamos a cavar una fosa para el fuego
sentarnos alrededor
pisar las llamas
reírnos hasta caer derrotados
se rompió la cuerda
apenas pude oír el chasquido.

R.T.
Foto / Playa de Ribeira (agosto de 2012) mientras hablábamos.

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